David Latimer creo este ecosistema en miniatura en 1960 solo por entretenimiento. Las plantas le entusiasmaban mucho y estaba intrigado por conocer cuánto tiempo son capaces de sobrevivir sin riego y solo con cuidados básicos. Sesenta años más tarde esta planta, una Tradescantia, sigue viva y ha pasado a ser la joya de la familia Latimer.
Al mirar esta floreciente masa de vida vegetal, podrías pensar que David Latimer era un apasionado por la jardinería. Esto podría ser cierto, pero la verdad es que su jardín en una botella, no le ha exigido mucho tiempo. De hecho, la última vez que lo regó Ted Heath era Primer Ministro y Richard Nixon estaba en la Casa Blanca.

Durante estos casi cincuenta años la botella ha estado completamente sellada del mundo exterior. Sin embargo, la planta en su interior, una Tradescantia, ha prosperado y cubierto su hogar de botella globular con un saludable follaje. Latimer, que ya tendría cerca de 90 años, dijo que tiene la botella a casi dos metros de su ventana y de esta recibe un poco de luz solar. La planta crece hacia la luz, por lo que debe girar la botella periódicamente para que lo haga de manera uniforme. Nunca la ha podado y parece que ha crecido y cubierto toda la botella.
Este jardín portátil ha creado su propio ecosistema en miniatura. Aunque está aislado del mundo exterior, si absorbe luz por lo que puede realizar la fotosíntesis. Este es el proceso por el cual las plantas convierten la luz solar en la energía que necesitan para crecer.
CÓMO CRECE EL JARDÍN DE BOTELLAS
- Los jardines de botellas funcionan porque su espacio sellado crea un ecosistema completamente autosuficiente. En su interior, las plantas pueden sobrevivir reciclando nutrientes gracias a la fotosíntesis.
- Lo único que se toma del exterior para mantener viva la planta es la luz. Esta le brinda la energía que necesita para crear su propio alimento y seguir creciendo.
- La luz que brilla en las hojas de la planta es absorbida por proteínas que contienen clorofilas (un pigmento verde).
- Parte de esa energía luminosa se almacena en forma de trifosfato de adenosina (ATP), una molécula que almacena energía. El resto se utiliza para eliminar los electrones del agua que se absorbe del suelo a través de las raíces de la planta.
- Estos electrones se vuelven «libres» y se utilizan en reacciones químicas que convierten el dióxido de carbono en carbohidratos, liberando oxígeno.
- Este proceso de fotosíntesis es el opuesto a la respiración celular que ocurre en otros organismos y esto incluye a los seres humanos. Los carbohidratos que contienen energía reaccionan con el oxígeno para producir dióxido de carbono, agua y liberar energía química.
- Pero el ecosistema también utiliza la respiración celular para descomponer el material desprendido por la planta. En esta parte del proceso, las bacterias dentro del suelo del jardín de botellas absorben el oxígeno residual de la planta y liberan dióxido de carbono que la planta en crecimiento puede reutilizar.
- ¿Y qué pasa por la noche? Cuando no hay luz solar para impulsar la fotosíntesis, la planta también utilizará la respiración celular para mantenerse viva al descomponer los nutrientes almacenados.
- Debido a que el jardín de botellas es un entorno cerrado, su ciclo del agua también es un proceso autónomo. El agua de la botella es absorbida por las raíces de las plantas, se libera al aire durante la transpiración y se condensa en la mezcla para macetas, donde el ciclo comienza nuevamente.
Un ecosistema en miniatura
La fotosíntesis crea oxígeno y también aporta más humedad al aire. La humedad se acumula dentro de la botella y «llueve» sobre la planta.
Las hojas muertas que caen en el fondo de la botella se pudren creando dióxido de carbono, que también es necesario para la fotosíntesis y sirven de nutrientes que la planta absorbe a través de sus raíces.
Era Domingo de Pascua de 1960 cuando Latimer pensó que sería divertido comenzar un jardín de botellas «por pura curiosidad». “En ese momento, la industria química había cambiado para transportar cosas en botellas de plástico, por lo que había muchas de vidrio en el mercado” dijo.
En un botellón limpio de diez galones (casi 38 litros) que alguna vez contenía ácido sulfúrico, agregó un poco de abono y luego introdujo cuidadosamente la planta con un trozo de alambre. Echó alrededor de 150 ml de agua y fue hasta 1972, doce años más tarde, que le dio otro ‘trago’. Después de eso, engrasó el tapón para que encajara firmemente … y no lo ha regado desde entonces.

La botella se exhibe debajo de las escaleras en el pasillo de su casa en Cranleigh, Surrey. Aqui estuvo durante 27 años desde que se mudaron de Lancashire con su esposa Gretchen cuando él se jubiló como ingeniero eléctrico.
Y el mundo conoció el experimento
Tiempo atrás, se le ocurrió tomarse una fotografía y preguntar en un panel de expertos en jardinería de BBC Radio 4 si su experimento era «de interés científico u hortícola». El diseñador de jardines y presentador de televisión Chris Beardshaw dijo: «Es un gran ejemplo de la forma en que una planta puede reciclar … Es el ciclo de vida perfecto». Añadió también que este proceso es una de las razones por las que la NASA estaba interesada en llevar plantas al espacio. Es desde entonces que el mundo conoce el “mini” ecosistema.
En general las plantas funcionan como muy buenos depuradores, eliminando los contaminantes del aire, de modo que una estación espacial puede efectivamente volverse autosuficiente. Esto además demuestra lo pioneras que son las plantas y cómo persistirán si se les brinda la oportunidad. A excepción de la energía solar, todo lo ha reciclado.
Latimer espera que el «experimento» sea heredado por sus hijos mayores cuando él ya no esté, pero si no lo quieren, se lo dejará a la Royal Horticultural Society.
Visto en: dailymail.co.uk